Johannesburgo, 7 nov (EFE).- Un equipo británico está probando en Sudáfrica el Bloodhound, un vehículo supersónico diseñado para batir el récord de mayor rapidez jamás alcanzada sobre la tierra (1.228 km/h), lo que podría suponer también superar la velocidad del sonido (1.235 km/h), informaron hoy fuentes del proyecto.
Actualmente, el proyecto se encuentra en fase de ensayos y, en su último test, realizado este miércoles, el Bloodhound alcanzó las 501 millas por hora (806 km/h), según divulgaron hoy los responsables en un comunicado.
Las pruebas tienen lugar en la depresión de Hakskeen -una región del desierto del Kalahari situada en la provincia sudafricana de Cabo del Norte- con el piloto de cazas británico Andy Green a los mandos.
Los ensayos marchan hasta ahora satisfactoriamente y el equipo es optimista, si bien el récord mundial de velocidad terrestre no se intentará superar oficialmente hasta más adelante, en 2020.
"El equipo está recogiendo datos vitales de cada carrera para preparar el coche para su intento del récord mundial de velocidad terrestre el próximo año", señaló el equipo del proyecto Bloodhound en su cuenta de Twitter el pasado martes.
De acuerdo a los responsables de la iniciativa, el diseño del vehículo debería permitirle llegar incluso hasta los 1.600 km/h de cara a futuras fases de desarrollo del proyecto.
El anterior récord mundial de velocidad en tierra (1.228 km/h) está en manos del propio Andy Green y fue alcanzado en el desierto estadounidense de Black Rock en 1997, con un vehículo denominado ThrustSSC.
El récord de 1997 está considerado la primera marca supersónica terrestre de la historia.
Fotografía facilitada por Bloodhound LSR, tomada el 5 de noviembre del Bloodhound, un vehículo supersónico diseñado para batir el récord de mayor rapidez jamás alcanzada sobre la tierra (1.228 km/h), lo que podría suponer también superar la velocidad del sonido (1.235 km/h), que ha sido probado por un equipo británico en la depresión de Hakskeen, una región del desierto del Kalahari situada en la provincia sudafricana de Cabo del Norte. EFE/Bloodhound LSR/Charlie Sperrring