Tokio, 27 abr (EFE).- Mitsubishi Motors ganó 80.100 millones de yenes (636 millones de euros) en el ejercicio fiscal que concluyó el 31 de marzo, un 25 % interanual menos, lo que contribuye a ahondar la crisis que vive tras desvelar que manipuló datos de eficiencia de sus vehículos y empleó métodos de homologación no aceptados en Japón.
La compañía atribuyó ese resultado, en parte, a la apreciación del yen frente a otras divisas de referencia.
Su beneficio de explotación fue de 141.000 millones de yenes (unos 1.120 millones de euros), un 7 % interanual menos.
Por otra parte, su ganancia operativa se incrementó un 2 % hasta los 138.400 millones de yenes (1.100 millones de euros), gracias a "factores positivos como reducciones de costes" o una mejora de catálogo, según explicó hoy la empresa con sede en Tokio en un comunicado.
Su facturación se incrementó también un 4 % interanual hasta 2,26 billones de yenes (17.960 millones de euros), aunque vendió a su vez un 4 % menos en cuánto a número de unidades (1,04 millones de vehículos).
No obstante, cualquier buena perspectiva queda ensombrecida por la magnitud del escándalo en el que está envuelto el fabricante de los tres rombos y los efectos que se espera tengan sobre su imagen entre los consumidores.
Mitsubishi (T:8058) admitió ayer que durante los últimos 25 años para testar la eficiencia energética de sus vehículos ha empleado métodos que Japón ya no da por válidos.
El anuncio amplía el alcance del escándalo que se destapó la pasada semana, cuando la compañía admitió que había falseado datos en pruebas de eficiencia que afectan a 625.000 unidades de cuatro modelos de minivehículos (aquellos con motores de hasta 660 centímetros cúbicos) vendidos en Japón.
Precisamente, la hoja de resultados publicada hoy muestra que en este mercado, uno de sus pilares en Japón, ya sufrió un retroceso en ventas del 11 % interanual el pasado ejercicio ante el endurecimiento de la competencia que plantean otros fabricantes domésticos como Suzuki.
Mitsubishi ya anunció la semana pasada que a raíz del caso aplazará la presentación de su pronóstico financiero para el año fiscal que acaba de arrancar y que concluye el 31 de marzo de 2017.
Su producción está parada porque aún se está investigando el alcance de esta manipulación de las pruebas sobre consumo de sus vehículos y la empresa tampoco es capaz de calcular el volumen de las indemnizaciones que tendrá que pagar a los conductores y a Nissan (T:7201), empresa para la que fabricó los modelos implicados.
El caso podría forzar incluso a la compañía a abonar compensaciones al Gobierno nipón si se determina que los modelos afectados no cumplían los estándares medioambientales requeridos para las subvenciones que les fueron concedidas. EFE